domingo, 6 de marzo de 2011

Una vida menos

Me resulta tremendamente doloroso y siento una gran impotencia ante la facilidad de algunas "personas" para acabar con la vida de un árbol.
Un gran ejemplar de Pinus pinea, de unos 25 años de edad, dejó ayer de existir.
Desde que era un simple plantón hasta ahora ha soportado frío, lluvia, nieve, calor, viento, podas, plagas. Pero con el antropocentrismo y la sierra eléctrica... no ha podido. Implacable, somo siempre. El Homo "imbecilis", una vez más, por cojones, sin razón y falto de toda empatía y respeto hacia la vida y el derecho a ésta, ha decidido hasta cuándo un ser VIVO puede seguir existiendo. Los que se creían dueños y señores de su vida así lo decidieron.
¿El motivo? que fue parasitado por Thaumetopoea pityocampa. Como se suele decir "encima de perro... apaleado". Así, según ellos, "ya se acabó el problema de las orugas".
Lo único que espero es no coger un resfriado, vaya a ser que tomen conmigo las mismas medidas "curatorias".
Que pena que los árboles no tengan ojitos, pelitos y lloren. Como el pobre ser no grita ni se queja mientras lo están matando...
Seguiré con mi dolor por esta pérdida, por un amigo de la Tierra que estuve viendo diariamente durante 3 años y que, a partir de ahora, no lo veré más gracias a la brutalidad e insensatez de algunos individuos de mi especie.
En menos de un año, y en un radio de 30 metros aproximadamente, ya hemos perdido unos 15 árboles. 15 vidas menos.

Como siempre digo... allí nos veremos de nuevo. Descansad en paz.


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